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Mitos en el consultorio de cardiología

Mitos en el consultorio de cardiología

¿Es más frecuente la enfermedad cardiovascular en el hombre que en la mujer? ¿Debe una persona joven controlar su corazón? ¿Se puede hacer actividad física luego de un evento cardiovascular?

Las enfermedades cardiovasculares son la principal causa de muerte tanto en hombres como mujeres, por lo cual confiar en suposiciones falsas puede ser perjudicial para la salud. En esta nota intentaré derribar algunos mitos invitándolos siempre a conversar sus dudas con su cardiólogo.

MITO 1. Soy joven y flaco para preocuparme por enfermedades del corazón.

El estilo de vida que se lleva desde la infancia y la adolescencia afecta el riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares a futuro. Por eso es fundamental mantener una vida lo más saludable posible bajo las siguientes premisas: peso adecuado, buenos hábitos de alimentación y sueño, reducir el estrés, hacer actividad física en forma regular, controlar la glicemia, el perfil lipídico y la presión arterial, no consumir alcohol en exceso y no fumar o consumir drogas.

Mito 2. Si tuviera hipertensión arterial me daría cuenta.

A la hipertensión arterial se le denomina el asesino silencioso y es el principal factor de riesgo de morbimortalidad cardiovascular. Aproximadamente 4 de cada 10 pacientes desconocen esta situación. Por eso es importante el control periódico para una detección y tratamiento precoz.

Mito 3. Mi presión arterial sólo se eleva en consultorio, por lo cual no debo preocuparme.

Se conoce como Hipertensión de Guardapolvo Blanco y estos pacientes tienen más probabilidad de presentar hipertensión arterial sostenida, aumento del riesgo de lesión de órgano blanco y de eventos cardiovasculares futuros. Por eso es importante identificar a estos pacientes para adoptar cambios de estilo de vida saludable y poder detectar situaciones en las que es beneficioso el tratamiento médico.

Mito 4. Como me siento bien y hace mucho que tomo la misma medicación, puedo suspenderla.

El tratamiento médico óptimo junto con el control de los factores de riesgo cardiovascular ayudan a mantener estable al paciente con enfermedades cardíacas, mejorar la calidad de vida, disminuir el número de internaciones y reducir las complicaciones cardiovasculares futuras.

MITO 5. Si tengo colesterol normal no necesito tomar medicación (estatinas).

Hay situaciones en prevención primaria, como pueden ser los pacientes diabéticos e insuficientes renales crónicos, con un riesgo cardiovascular elevado y hasta a veces similar a los pacientes en prevención secundaria (antecedente de enfermedad coronaria, ACV, enfermedad vascular periférica clínica), en los cuales el tratamiento con estatinas reduce el riesgo de eventos cardiovasculares futuros.

MITO 6. Por ser mujer tengo menos probabilidades de enfermar del corazón.

Aunque la enfermedad cardiovascular suele desarrollarse a mayor edad en la mujer que en el hombre hasta 10 años después por el efecto protector de los estrógenos, la mujer tiene mayor mortalidad frente a un evento. Las enfermedades cardiovasculares siguen siendo la principal causa de muerte en la mujer por sobre el cáncer.

MITO 7. Si mi corazón late rápido y siento “puntadas” estoy sufriendo un infarto.

Hay situaciones de estrés cotidiano que pueden provocar estos síntomas al igual que patologías osteomusculares torácicas (ejemplo costo condritis). Generalmente el infarto agudo de miocardio se presenta como un dolor torácico opresivo, de comienzo súbito, irradiado a brazos (generalmente el izquierdo), espalda, cuello, mandíbula, pudiéndose acompañar de síntomas neurovegetativos. Algunas personas suelen presentar síntomas atípicos (por ejemplo, las mujeres y diabéticos), por lo cual siempre ante un disconfort que no cede con el reposo, se aconseja el control médico precoz.

MITO 8. Si tuve un evento cardiovascular no puedo hacer actividad física.

Una vez estabilizado el cuadro agudo y bajo indicación y control médico, iniciar o reiniciar actividad física es siempre beneficioso. El objetivo de la rehabilitación cardiovascular es controlar los factores de riesgo, mejorar la capacidad funcional del paciente y la calidad de vida, reducir la posibilidad de reinternaciones y la mortalidad.

Estos puntos señalan la importancia de la comunicación médico paciente y de consultar oportunamente para recuperar o mantener un óptimo estado de salud. Confiar en fuentes no veraces aumenta el riesgo de complicaciones y nos aleja de los conocidos beneficios del seguimiento médico.


Dra. Mariela A. Macagno Esp. Cardiología ICR

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